Yessica Santa
La vida se encargó que a mis 19 años conociera la medicina del yagé y con ella pudiera sanarme y así recordar mi verdad, mi grandeza, mi espíritu. La conexión con Dios, con la vida, con la madre tierra y sus medicinas, ha sido fuente primordial para sostenerme en mi propósito que descubrí desde muy pequeña, servir.
Estudiar psicología fue un verdadero placer para mí, entender las diferentes visiones de comprensión de la estructura mental, me entregó las bases y la responsabilidad para acércame al trabajo con un ser humano. Hoy comprendo la mente como una construcción hecha a base de vínculos.
La perspectiva práctica muy alimentada de la escuela gestáltica de la psicología, me permitió liberarme de un paradigma rígido y lejano (muy médico) para darme el permiso desde la genuina empatía acercarme a la historia del otro.
Ponerle palabras a lo que sentía cuando por intuición empecé a poner las manos sobre mis consultantes fue revelador. Siempre he sido una mujer de contacto, mi forma de amar es tocando, abrazando, besando.
Las constelaciones familiares han sido una gran bendición para mi vida, no solo por todo lo que he aprendido, sino también por todo lo que he sanado. Para darle vida a mi propósito, yo tuve que romper con lealtades familiares y sanar varias heridas de mi inconsciente familiar para poder hacerlo diferente.
La respiración alquímica llegó para hacerlo todo más fácil, para desacorazar mi instinto y rendirme ante lo que soy, energía sexual. Es el complemento perfecto para desde el sentir, poder elaborar los procesos que como humanos atravesamos, y alquimizar lo que nos pesa o duele sin la necesidad de racionalizarlos.